Tomando
como referencia los modelos de las cárceles en España y comparándola con la
situación actual, podemos deducir que, en este sentido, las instalaciones
carcelarias han tenido un gran avance. Si bien es cierto, en muchos casos,
estos avances se deben desarrollar más. Las madres que permanecen con sus hijos
dentro de ellas, ahora pueden aprovechar instalaciones específicas que
favorecen el buen desarrollo de los menores en sus primeras etapas de vida.
Anteriormente este aspecto no se tenía en cuenta.
Desde
el momento en el que las madres conocen su futura maternidad, la decisión que
tomen acerca de sus hijos, les marcará su encierro en la prisión. Si deciden
quedarse junto a ellos, se sentirán culpables por privar a sus hijos de una
vida libre y de castigarlos al aislamiento con ellas. Si por el contrario,
deciden que éstos permanezcan alejados de ellas, se está vulnerando el derecho
de estos hijos a crecer con un vínculo materno-filial. Por lo tanto, cualquier
decisión que se tome al respecto puede marcar la vida de esa familia.
La
decisión de quedarse junto a sus hijos no es fácil, pero han de ser conscientes
de que, transcurrido los tres años, llegará el momento de la separación. En ese
momento se proporcionarán distintos apoyos tanto a los padres como a los hijos,
no obstante, cualquier sustituto de la familia natural, puede desencadenar en
problemas futuros para el menor.
A
continuación, nos vamos a centrar en las ventajas e inconvenientes que
consideramos destacables.
La reducción en la
edad de salida de los menores de los centros se considera un aspecto positivo
para el desarrollo psicosocial puesto que comienzan la etapa de escolarización
obligatoria, al mismo tiempo que los demás niños, sin entorpecer su proceso de
socialización. Así mismo, consideramos importante que el menor pueda permanecer
con la madre en su periodo de lactancia, garantizando el derecho de la madre de
amamantar a su hijo y reforzando el vínculo materno-filial. Por otro lado, se
mantienen cubiertas las necesidades psicosociales y médicas de forma periódica
a través de distintos profesionales, así como sus necesidades materiales.
No
obstante, los niños pagan las consecuencias de este encierro. El desarrollo y
aprendizaje se realiza de una forma más tardía, ya que en la cárcel están
siempre sometidos a los mismos estímulos.
Bajo la Ley, los niños pueden salir los fines de semana y en periodos
vacacionales, pero no son tantas como para perder la relación con la realidad
social que se encuentra en el exterior.
De
la misma manera, existe una dificultad añadida en aquellos niños de origen extranjero, debido a la falta de
redes de apoyo. Por otra parte, las madres pueden utilizar estos embarazos
(dentro de prisión o justo a su entrada) para adquirir ciertos beneficios.
Por
todo esto, nos resulta difícil posicionarnos firmemente en una de las dos
posturas, ya que entra en juego las circunstancias de vida de las reclusas y
las decisiones que tomen influyen y repercuten directamente en el bienestar de
estos menores.
Consideramos
que el papel del trabajador social es crucial. Su labor en estos casos es
facilitar el vínculo con el resto de familiares y redes de apoyo que se
encuentren en el exterior, sin olvidar la importancia de una buena relación con
la/el madre/padre. Además de detectar necesidades sociales e intervenir en
ellas, realiza un seguimiento a lo largo de todo el proceso. Se coordinará con otros profesionales para dar una
respuesta integral a la situación. También debe preparar la salida del centro
tanto con la madre como con el hijo, con la finalidad de amortiguar el choque
emocional y una correcta integración.
Cierto
es que se presentan dificultades en la intervención, ya que el profesional debe
regirse por las leyes y éstas se contradicen, por lo tanto, su actuación se
encuentra limitada y desamparada. En algunos casos, para satisfacer las
necesidades sociales, debe esquivar las leyes y actuar al margen de ellas, lo
que puede provocar un conflicto ético al profesional.
Para
concluir, con la entrada en prisión, no sólo se está castigando a la persona,
sino que toda su familia y entorno quedan
condenados al instante, más en especial, los hijos.
Referencias bibliográficas:
Merino, S.
Madres e hijos víctimas de la institución. Valladolid. Facultad de
Educación de Palencia.
Páginas web:
Consultada el 22 de abril de 2016.
http://www.bebesymas.com/ser-padres/la-teoria-del-apego-de-john-bowlby Consultada el 30 de
marzo de 2016.
https://psicologiaymente.net/desarrollo/teoria-del-desarrollo-psicosocial-erikson Consultada el 31 de
marzo de 2016.